Sons of Anarchy es, efectivamente, Hamlet on Harleys. El joven hijo pródigo crece dentro de un lujoso reino (club multinacional de motocicletas), criado por su madre y su padrastro, pero perpetuamente curioso sobre su padre muerto (en realidad asesinado), cuyos diarios e ideología persistentes inspiran al hijo a “vengar” su patriarca y tratar de seguir sus pasos.
La historia toma algunas vueltas y más allá de eso: el joven engendra un par de hijos, se enamora y desenamora, los problemas de drogas y las modestas penas de prisión interfieren con el plan, y resulta que no es tan incorruptible como su 1603 predecesor. El arco de siete temporadas de Jackson Teller no termina “limpiamente” o “bellamente”. Pero la mayoría de los episodios son de alta calidad, y algunos de los personajes secundarios (Bobby, Tig, Venus, la propia Madre Gemma) son verdaderos ladrones de escenas.