El “círculo mágico” es un término acuñado por el historiador holandés Johan Huizinga, autor del libro Homo Ludens: A Study of the Play-Element. Huizinga también acuñó el término “teoría del juego”.
El círculo mágico es un área, ya sea física o conceptual, reservada para jugar: la cancha de tenis, el escenario, la pantalla de cine. (Huizinga no hizo distinción entre juego y ritual, por lo que el círculo mágico también es un lugar consagrado para el ritual, como el palacio de justicia, el aula o el templo).
Este círculo mágico es un mundo temporal, apartado del mundo “real”, donde los actos adquieren significados especiales y los participantes aceptan asumir ciertos roles. En el círculo mágico de un juego de fútbol, por ejemplo, el acto de patear una pelota adquiere el significado de anotar un gol.
En el mundo real, donde trabajamos y trabajamos, experimentamos cuestionamientos, responsabilidades, incertidumbres y temores. Sin embargo, en el círculo mágico del juego y el ritual, experimentamos sueños, inmersión, creatividad, desafío y catarsis. Cuando dejamos el círculo mágico, esas experiencias se transforman en significados. Este es uno de los conceptos que llevan a Huizinga a concluir que el juego puede ser el principal elemento formativo de la cultura humana, y que “el hombre solo es completamente un hombre cuando juega”.
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Cuando jugamos un juego, ya sea un juego de deportes, un juego de mesa o un videojuego, entramos o formamos un círculo mágico que está separado en el tiempo y el espacio del trabajo. Incluso los espectadores del juego forman su propio círculo mágico.