No estoy seguro de que jugar ningún juego sea una verdadera pérdida de tiempo. Cuando jugamos juegos, nuestros cerebros a menudo funcionan en un nivel analítico, independientemente de si esa función es consciente o inconsciente. Por ejemplo, la coordinación ojo-mano no es una habilidad que a menudo se aprende conscientemente, específicamente en los juegos. Es un producto natural del juego en sí, donde uno se ve obligado a seguir un patrón de reconocimiento táctil.
Además de eso, el desarrollo de la memorización es un producto probado de jugar videojuegos. La memorización de controles es un agente obvio en este escenario, pero existen otros agentes, como la memorización facial, etc.
El juego flexiona los músculos de nuestro cerebro en los departamentos de análisis, memorización, deducción, razón y mucho más. Por ejemplo, la estrategia es una parte inalienable de cualquier videojuego, ya sea un RTS, un RPG, un FPS o un rompecabezas móvil. Estos juegos aumentan la velocidad a la que analizamos los problemas y elaboramos estrategias para resolverlos.
Además, los juegos, específicamente los MMO en este caso, entrenan para ser pacientes y perseverantes. Nos “esforzamos” a través de los niveles con paciencia para alcanzar un objetivo o hito específico. Perseveramos a través de actividades estresantes y a veces mundanas para alcanzar esa penúltima meta.
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Así que no creo que los juegos no tengan sentido en ningún sentido de la palabra. Incluso si nos alejamos de una sesión de juego sin haber aprendido “conscientemente” algo, nuestro subconsciente todavía está trabajando analizando lo que hemos hecho y creciendo gracias a eso.
El juego es como cualquier cosa en la vida: es útil y útil con moderación.